EL CICLO DE LA REENCARNACIÓN - Pedro Alejandro Toledo Barrera
Señala el abogado Pedro Toledo Barrera que según la filosofía esotérica clásica, el ciclo de la reencarnación es, con algunas excepciones, involuntario y demora milenios. Con la muerte del cuerpo, hay una primera transición de corto plazo.
Después, el foco de la consciencia permanece durante meses o años en el kama-loka, el “lugar de los deseos”.
Indica el abogado Pedro Toledo Barrera que en verdad, el kama-loka no es un “lugar”, sino un patrón vibratorio. Este patrón es la consecuencia de los aspectos terrestres y materiales de la vida que se terminó.
Cuando esta fase de sueño concluye, hay un “período de gestación” o preparación. Ocurre entonces el despertar en el devachán, el “lugar” divino.
Hay ahora otro sueño, pero esta vez el alma vive una consciencia dichosa, y tiene lugar un descanso “eterno” durante el cual se produce la realización subjetiva de los ideales altruistas y espirituales que el alma tuvo en su encarnación pasada.
En la primera fase del devachán (rupa-devachán), este sueño incluye imágenes o formas. Tales imágenes provienen de la vida anterior, pero su sustancia tiene relación solo con el alma inmortal (atma-buddhi).
Esta etapa es seguida por un largo período devachánico caracterizado por el “sueño sin ensueños”, o arupa-devachán. Después, el alma entra finalmente en el proceso de transición que la llevará a encarnar de nuevo.
Esto sucederá de acuerdo con las afinidades y los desafíos kármicos acumulados en la vida anterior.
Señala el abogado Pedro Toledo Barrera que esta es la regla general.
Al contrario de lo que dicen las creencias populares acerca de la reencarnación, el período entre una vida y otra dura, en general, de mil a cuatro mil años, lo que justifica la imagen simbólica del catolicismo según la cual “se vive una eternidad en el paraíso”.
Así lo enseña el Centro de estudios Blavatsky.
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